miércoles, 11 de marzo de 2009

Aquel Gordini Blanco

Su amistad con los árboles de levas y las válvulas comenzó a los 11 años. Por aquel entonces, preparó un Cucciolo que era puro ruido y motorizaba una bicicleta. No pasó muho tiempo hasta que las motos llegaron a su vida. Trabajó sobre motores Sachs y Ducati mientras cursaba la carrera de ingeniería. Ya recibido, viajó a Estados Unidos y, mientras se desempeñaba en la fábrica Willys, alistó una Ducati 125 que corrió en la mítica pista de Daytona. Volvió a Argentina para hacerse cargo de la sección de Ingeniería Experimental de IKA, Industrias Kaiser Argentina, y allí pudo dar rienda suelta a toda su capacidad e inventiva. Se hizo cargo del Renault de Federico Weiss, haciendo tambalear el reinado de Horacio Steven en la preparación del motor 1093 de la marca del rombo. Para ese momento, Oreste Berta ya tenía 27 años y un nombre que ya se mencionaba seguido en el ambiente automovilístico. Y llegó la gran chance…
José Cruz, un motociclista poseedor del récord sudamericano de velocidad, le presentó a Berta a Eduardo José Copello. Cruz atendía el Renault de ese piloto, oriundo de San Juan, y pidió consejos al preparador para solucionar algunos problemas. Luego de muchas horas de torno, fresadora y cálculos, Berta le ofreció a Copello su Renault, que había adquirido y alistado. El piloto confió en el novel preparador, y hasta Cruz estuvo de acuerdo con el cambio, más allá de perder su rol. La dupla inicia una verdadera revolución con el Gordini: primeros en casi todas las carreras del Anexo J, heroica hazaña en Buenos Aires en el Turismo Carretera, donde puntea la final hasta que el motor dice basta, amenaza constante para las cupés Fiat 1500 en la montaña, velocidades técnicamente imposibles para el auto. Tiempo después, se suma Carlos Ruesch al equipo. Ruesch era amigo de Berta, quien lo había llevado a trabajar consigo en IKA, y luego de correr en zonales con un Fiat 750 suma el segundo Gordini. Más que un equipo el tridente forma una verdadera familia deportiva. Berta trabaja en su casa de Alta Gracia, sin necesidad de hacer “tiraditas” en la ruta. Según su opinión, por una cuestión elemental de respeto hacia las personas y el medio ambiente en general. Además, su condición de avanzado para la época lo hacía contar con elementos como el flujómetro y el banco de ensayos, que complementados con permanente lectura y desarollos le prmiten saber exactamente como funionarán sus proyectos, sin tner que acelerarlo por el asfalto cordobés. Berta es flaco, pintón y con un pelo rebelde, presagio quizá de la rebelión técnica que encabezaría a partir de esos Renault blancos. En sin dudas un cientifista, pro con pinceladas claras de bohemia fierrera y pasión. Un cóctel explosivo, imparable. Los autos “viajan” a 170 Km/h, erogando 7800 rpm. El secreto, según el hacedor de las máquinas, está en el árbol de levas y la tapa de cilindros. También habla de comprotamiento neutro a la hora de doblar y de centro de rolido, verdaderas rarezas para ese momento. Berta afirma que nunca hay que rendirse, y extremar el ingenio cuando se suscita un problema. “Cuando me enteré que Ruesch se quedó por rotura de la bomba de nafta, enseguida pensé si no era posible colocar el tanque de combustible en el techo y alimentar por gravedad. Por supuesto, era imposible, pero en el momento hasta la idea más ilógica puede derivar en la solución que signifique resolver el problema”. Seguidor de Juan Manuel Fangio, Berta también construyó por aquellos días un motor desmodrónico, sin resortes de válvulas. Y, sin saberlo, gracias a esos dos pequeños autos, había abierto la puerta de la grandeza.

1 comentario:

  1. El Raton escandaloso, el gordini preparado por berta para TC, fue llevado a 1100cc, los motores 1093 no eran 1100, eran 845cc como todos los demas pero con modificaciones en el escape, carburador, distribuidor, leva, valvulas, etc...
    Que grande berta las cosas que hizo... un capo.

    Saludos
    Esteban Club Renault Gordini de Argentina.
    www.gordiniclub.com.ar

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