miércoles, 11 de marzo de 2009

El hombre de las mil y una historias

Conocedor del éxito en la categoría Sport en la década del 50, Roberto Mieres, marplatense nacido el 3 de diciembre de 1924 en Mar del Plata y conocido como “Bitito” (así se nombraba el mismo de niño, diciéndole a su madre “Bitito quiere la sopa”), era un virtuoso de la conducción fina y, a la vez, un verdadero generador de las más diversas anécdotas. En 1950, participó en algunas carreras conmo preparación para su excursión europea, en la que coqueteó con los autos más modernos y de elite siendo gran protagonista: en Francia y en Suiza es segundo, posteriormente a una gran victoria en Rosario sobre su Alfa Romeo y como despedida del país. Luego, en Paraná, culmina segundo y se adjudica el campeonato Sport de ese año, en el que se destaca el nacimiento del Club de Automóviles Sport, una institución que mostraba un desarrollo y presencia deportiva espectaculares.
Dentro de las mencionadas anécdotas de Mieres se destaca una muy especial, ya que le valió el “bautismo” a uno de los restaurantes clásicos de la Capital Federal. En el barrio de Recoleta, Alejandro Ripoll administraba su restaurant, que era muy exclusivo y excéntrico para esos años, con menúes novedosos y la concurrencia de la elite ciudadana. El lugar se llamaba “Aerobar”, y cerca de allí un pequeño café era epicentro de las reuniones de un grupo de jóvenes entusiastas de la velocidad, entre los que se encontraba “Bitito”, quienes solían organizar “picadas” o nuevos desafíos con sus autos. Cuenta la historia que, una soleada tarde, los velocistas decidieron apostar quién podría ingresar al pequeño reducto….con su auto. Si bien acordaron hacerse cargo de los gastos, el dueño del lugar con muy buen tino decidió echarlos a ala vez que pedía a gritos presencia policial. Esto generó que los jóvenes huyan despavoridos en sus máquinas, pero la de Mieres tuvo un problema: una biela no aguantó el esfuerzo, rompiéndose a metros del “Aerobar”. A partir de ese momento, el restaruante pasó a ser “La Biela” en honor a ese hecho tan particular.
A mediados de los 50 Mieres corrió en Fórmula 1, disputando 17 carreras, sin victorias, podios ni pole position pero con un record de vuelta y una octava posición como mejor resultado, en 1955. Estas son algunas anécdotas de este personaje entrañable del automovilismo, contadas en sus propias palabras: “Soy múltiple campeón de náutica. Eso es un don que venía de familia. Siempre me gustó el yachting, aunque de familia el tema era el remo. El Delta de Buenos Aires, espacio apto para la práctica, está mal aprovechado porque la verdad Dios parece haberlo hecho justo al lado de un pulmón ambiental impresionante. Ahora estoy un poco retirado de las carreras náuticas, aunque siempre me gustaron: fui con mi suegro en 1982 desde el puerto de Palos (Portugal) hasta Puerto Rico, sin problemas”…….”Puede decirse que soy buen bailarín. Una bailarina de Fred Astaire, gracias a la gestión de mi inefable amigo Perona, obró de compañera de danza en una oportunidad. De Perona recuerdo que una vez - junto con otros norteamericanos que vinieron a correr a la Costanera - notó un cartel proselitista de por entonces que resultaba a ojos extraños al menos curioso: "PERON CUMPLE", en alusión al presidente (Juan Domingo Perón) y su gestión. Perona se llevó una de esas pegatinas a EEUU y en su alcoba la ubicó, agregando al texto en cuestión una "A" con rouge, quedando el adagio "PERONA CUMPLE"….”Fui a correr un Porsche en Cuba, con un equipo que permitió divertirme y ganar plata. Viajé en avión con Juan, quien corría con una Maserati privada. Le ofrecí ir a un hotel, a tomar algo con unas chicas, pero él prefirió ir a uno de un "cubano macanudo". Le convidé para ir a beber algo, pero él no tomaba aunque vino igual. Al día siguiente, yo estaba en el hotel, y en un papel me pusieron que lo habían secuestrado. No dudé, me puse un pantalón y por instinto fui a la Embajada Argentina. Los secuestradores lo trataron bien, pero fue inaceptable lo que hicieron los muchachos de mi amigo Fidel Castro.”……”Corrí algún poco tiempo en Carrera de las Sierras con Carlos Reutemann como contrincante. Él lo hacía con un Fiat y yo con Volvo. Un día aparece en mi escritorio (yo vendía autos en Libertador y Bullrich, en Capital Federal). Me dijeron que había llegado un tipo buen mozo de apellido Reutemann. Lo hice pasar y me contó que estaba por irse a Europa y quería saber de qué se trataba eso de visitar el Viejo Mundo, pedía por mi experiencia. Eso da cuenta de su personalidad inquisidora de la voz experimentada, para ser mejor.”….” Corrí en Le Mans '55, donde murieron 87 personas. Corrí con una Ferrari 3 litros. Dieron a Pierre Levegh un coche muy rápido cuando en realidad él era "de segunda"; todo esto porque Alemania (Mercedes-Benz) y Francia (Levegh) debían tener buenas relaciones políticas tras la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo que el circuito estaba repleto. El box estaba enfrente de las tribunas. Veía cómo levantaba vuelo el Mercedes. Fangio se salvó de esa catástrofe por milímetros apenas. El accidente mató 87 tipos y dejó 50 heridos; el bólido de Levegh justo cayó sobre el túnel donde circulaba el público, había pasado dos horas de la largada y el autódromo estaba lleno. Veía gente con los pedazos por el piso y me impresionaba; eso que soy un tipo al que no le importa nada. Los mecánicos querían que siguiese. "Vamos, que la máquina está lista", me decían. "Perdón, pero no", les respondí. Era un tipo frío, pero esa vez no pude.”….”Antes de irme a Italia, fui a ver a Ciccio (Ascari): el domingo a la noche nos divertíamos, bromeaba con que él parecía querer incursionar en los yachts dado su "chapuzón" en la carrera. El jueves a la madrugada llegué a Italia para las Mil Millas de Monza; cuando arribé a la estación un diariero gritaba: "Se murió Ascari". Compré el periódico. No lo podía creer: había estado unos días atrás con él y me había arreglado para correr con él en Monza, donde se mató a bordo del auto de Castellotti.”…..”Mónaco 1955. En carrera, había cuatro Mercedes, clasifiqué 6°. Me mantuve 4° mucho tiempo, las vueltas totales no llegaban a 100. Noté que Fangio y Moss iban lentamente. Marchaba cómodo 4° y antes del Túnel, veo a Fangio queriendo salir del auto y yo festejaba porque me colocaba tercero. Y casi dos o tres vueltas después noto en el mismo lugar a Moss apremiado. Ya era segundo. ¡Qué maravilla! Yo vivía en París y me iría contento... Hasta que hago la S del Túnel y veo que había humo, ¡estoy primero! Suponía que había estallado el motor de un yacht en el agua (pero era en realidad por la caída de Ascari al mar, quien afortunadamente no se hizo nada). En la vanguardia, hice como que le erraba un cambio y se vino a romper el palier. Estaba con toda la amargura, a dos vueltas de una victoria. Llegué al box por el envión, y ganó Trintignant, otro amigo. Me fui con bronca hacia París en "el tren de las ocho", famoso por ser el de los corredores de comercio y de los burreros. Sólo la compañía de una actriz francesa me animó el viaje en el convoy.”……”En 1955, en Messina, me cargaron agua en vez de nafta. Era para matar a los mecánicos. Aun así hice el récord de vuelta. Era la carrera nocturna de Messina.”……”En uno de los tramos de la Carrera Panamericana de México vislumbraba un bosque en Ciudad Juárez. Estaba Alfonso de Portago - otro íntimo - en esa competencia. El hecho es que fui hacia el bosque a fondo, pensando que se trataba de una recta, pero era una plaza y no una foresta. Era en realidad una especie de valle con una plaza donde se doblaba a 40 km/h. Casi vuelco al pegar con una estatua de Benito Juárez: recuerdo haber visto la estampa de la efigie del prócer mexicano mientras volaba por el aire. Me pudo ciertamente matar el bronce. Aun así, me las arreglé como pude y finalicé esa carrera en 15° lugar, venciendo al equipo Borgward y a los Porsche.”……”Recuerdo yo no tenía un centavo. En el velódromo Vigorelli, estacionada en el taller estaba la Bugatti 1931 Grand Prix, entre algunas otras cosas. Compré el coche con la autorización del padre de Varzi, con 1.000 dólares (que era mucha plata), el dinero que había juntado gracias a los aportes de mi hermano y de Fangio. "Puede ser", me dijo Meazzi, cuando le hice mi oferta. La sacó afuera, pedí que se encendiera su motor para comprobar su uso (¡a ver si en realidad estaba destruida!). Cuando se puso en marcha, me emocionó: era la música de Wagner, de sinfonías, algo espectacular... Y estaba allí, parada, frente a mí, celeste su color por ser ítalo-francesa. Luego, La vendí a un empresario - que no quiero decir el nombre - por el costo (U$S 1.000 más gastos de flete; serían U$S 2.000), con la condición de que cuando la vendiera me pudiera dar la chance de comprársela al costo, pero a los tres años la vendió a U$S 26.000 y ahora sale U$S 1 millón. Está en un Museo de Suiza, y dice: "Bugatti, ex Varzi, ex Mieres"….“No tenía un mango. Llegué al extremo de largar una carrera a bordo del Mercedes con las cubiertas que se les veían las telas, que eran blancas. Para que me dejaran largar, pinté la banda de rodamiento de negro y nadie se dio cuenta. ¡Claro, a la segunda curva, ni las telas ni la pintura aguantaron el esfuerzo y fui a parar al pasto!”……..”Había ganado en el Speedway de San Justo con un M.G. TC que compartía con unos amigos. Eso fue en 1947. Después, al año siguiente, me animé con un Mercedes-Benz S de 7,2 litros, que por cierto ahora sale una fortuna. No tenía guita para tener otros coches mejores y corría en lo que conseguía barato. Usaba el coche para divertirme, salir con chicas y demás; recuerdo que concurrí a dos carreras de sport en Tigre y San Isidro. ¡Los cordones de la vía pública que había que esquivar en San Isidro!”…..”Hice lo mejor para no molestar a terceros. Es una escuela peligrosa el automovilismo. Mi Madre no estaba de acuerdo en que incursionara en ella... Nicolás Dellepiane me ayudó y fundamos la Asociación de Autos Sport. El único que sobrevivió fui yo. Ahora fundé un Club en Uruguay, de 27 personas, sin libros de actas, sin estar atado a la familia convencional. La edad promedio es de 25 años. Se divierten con las anécdotas que cuento.” ¿Cabe agregar algo más?

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