miércoles, 11 de marzo de 2009

La carrera más larga de la historia

En 1908, y por iniciativa del periódico estadounidense Times Square, se gestó lo que se transformaría en la carrera más extensa de la historia del automovilismo mundial: la Nueva Yor-Pekín. El 12 de Febrero de ese año, y con sólo seis pilotos dispuestos a la epopeya, se inició la prueba. Los aventureros eran un De Dion Bouton, un Sizaire-Naudin, un Moto-Bloc, un Zust, un Protos y un Thomas Flyer; los tres primeros de Francia, el cuarto de Italia, el quinto de Alemania y el último, crédito local. La ruta comprendía un recorrido de costa a costa por norteamérica, desde NY a San Francisco, donde las máquinas serían embarcadas hasta Alaska para volver a tierra en París. Terrible periplo, con las lógicas dudas de quienes soportarian la totalidad de la exigencia.
En Chicago, ya eran cinco los protagonistas debido a la deserción del Sizaire-Naudin. El Thomas y el De Dion protagonizaban una reñida lucha, aventajando al resto por dos días. Luego empezaron las peripecias, derivadas de la nieva y lluvias, que terminaron con el Protos y el Moto Bloc fuera de carrera. A San Francisco arribaron 3 máquinas, con una ventaja de 9 días para el Thomas luego de 6172 kilómetros y 49 jornadas de carrera. El auto americano fue embarcado hacia Alaska, pero al llegar se encontró con la novedad de no poder seguir camino hasta que las carreteras no estuviesen congeladas. En esa espera, los tripulantes recibieron una noticia para nada agradable: el resto de los autos habian emprendido viaje hacia Japón a sabiendas de lo que acontecía en Alaska, por lo que los punteros debieron volver a San Francisco para abordar otro barco con destino a suelo nipón. En ese movimiento, quedaron 8 días por detrás del resto, incluído el Protos que seguia en carrera luego de reparar. Luego de arribar a Japón, el Thomas fue llevado a Vladivostok, Rusia, donde reinició la marcha para alcanzar paulatinamente a cada uno de sus rivales. El Protos lideraba en Siberia, y ya el Thomas se colocaba como escolta luego de una recuperación impresionante.
La lucha entre el auto alemán y el americano fue palmo a palmo, con el Protos prevaleciendo en dos premios “especiales” otorgados por el Ferrocaril Transiberiano y el Automóvil Club ruso y aguantando el embate de su rival, A esta altura el De Dion había abandonado, y el Zust era tercero y último de la exigencia. El Protos se afianzó en el liderazgo por los camino europeos, arribando primero a París con cuatro dias de ventaja y consagrándose ganador de la prueba. Sin embargo, las autoridades fiscalizadoras decretaron ganador al Thomas por considerarse atípica la situacion vivida en su viaje a Alaska. El recorrido total fue de 13322 kilómetos en tierra luego de 70 días de carrera, aunque en realidad fueron 170 jornadas contando la travesía por mar y por ende muchos más kilometros. El promedio general del ganador, según las crónicas de la época, fue de 190 km/h, una cifra imposible para aquellos años y que debió establecerse de otro modo teniendo en cuenta lo que fue la competencia, que combinó tierra y agua. ¿Los nombres de los ganadores? George Schuster y Montague Roberts, los dueños de la carrera más larga de la historia.

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