martes, 31 de marzo de 2009

Raros diseños nuevos

En 1968, ya con el TC integrado casi en su totalidad por monocascos, el reglamento de la categoría permitía una inclinación del parabrisas de 53º, había libertad en el diseño de la trompa y diferentes concesiones en cuanto a las carrocerías. Esos puntos, aprovechados por los preparadores, hacían que los TC se parezcan a los autos del SP internacional. Los extraños híbridos, bautizados con nombres de fantasía según su color, constructor o publicidad, empezaron a dominar ampliamente cada prsentación. El “Trueno Naranja” de Carlos Pairetti, El “Televisor” de Carlos Ruesch, las “Liebres” de Berta y Pronello, el Falcon “Angostado” ideado por Ford, la “Garrafa” de Andrea Vianini, la “Petisa” de Crespi, el “Chevytres” de Froilán y algunas creaciones más coparon cada cita de la categoría, dándole un marco impensado e inimaginable hasta hacía 3 años atrás. Básicamente, el TC había resignado su esencia, que radicaba en autos de serie que corrían por los caminos del país, y de ahí que en el 69 naciera el Sport Prototipo, categoría destinada a albergar a estos autos para que el TC recupere su imagen clásica. Sin embargo, las reglas poco claras del TC seguían permitiendo la inclusión de “protos” en sus filas, y ellos se llevaban los triunfos: Gastón Perkins vencía en Julio del 69 en Córdoba, sobre la tercera versión de la temible “Liebre” y el mismo día que el hombre pisó la luna por primera vez. Sobre fines de la década, el TC encontró su camino definitivo. Muchos presagiaron la defunción de esta categoría ante el nacimiento del SP, pero los elevados costos terminaron con la novel especialidad a los pocos años de formarse.
La breve historia deL SP muestra 4 campeonatos realizados, desde el 69 y hasta 1972. Eduardo Copello fue el primer campeón a bordo de un “Numa” motor Tornado, Néstor Jesús García Veiga ganó 8 de las 17 pruebas de 1970 para coronarse a bordo de su Chelco I – Chevrolet, en tanto que Luis Di Palma hizo suyos los certamenes del 71 y 72 sobre el “internacional” modelo LR, en ambos casos imponiéndose en 6 de 10 competencias. El único año floreciente fue el primero, con buen parque automotor y técnicamente a la par con el SP internacional. Luego, diferentes conflictos, como el de los dueños de autódromos con quienes transmitían las carreras por radio y el alza incontrolable de los costos, fueron opacando la especialidad, que terminó su historia sin pena ni gloria. El último intento de revitalizarla fue en 1971, cuando se incorporó al brasileño Luis Pereira Bueno y su Porsche 908. Junto a Di Palma generaron grandes carreras, como en Buenos Aires y San Juan de ese año, pero por otra parte esto no hizo más que agrandar la brecha técnica y económica con el resto del parque. A fines de 1972, luego de un ejercicio signado por los repetidos triunfos de Di Palma y las carreras aburridas, el ambicioso proyecto del SP se archivó para siempre.





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